12 ene 2012

Buenos días. Me gustaría ser arqueólogo...


- Buenos días, vengo porque me gustaría ser arqueólogo
- Buenos días, por supuesto. Venga por aquí. Aquí tiene varias filas, tendrá que escoger una…
- ¿Cómo? ¿Escoger una?
- Si, claro. Tiene que escoger la fila que más le convenga. Por ejemplo, ¿qué se considera usted? ¿Procesualista o post procesualista? ¿Difusionista? ¿Creacionista o tal vez historicista?
- Pues no se, me pilla usted en este aspecto. No sabía que tendría que decantarme por una de estas escuelas.
- Pues ha de ser así si quiere ser un buen arqueólogo. Todo profesional debe elegir una forma de pensar, entiéndame usted…
- Bueno, pues escojo difusionista…
- ¿Está usted seguro? Mire que últimamente los evolucionistas están en todos los círculos intelectuales…
- Bueno, pues escojo evolucionista…
- ¿Está completamente seguro de su decisión? Tenga en cuenta que los marxistas suelen terminar muy mal con los evolucionistas…
- ¿Cuál me ha dicho usted que era la primera?
- No lo se, ya no lo recuerdo…
- Bueno, pues me pondré en esta fila, que parece que hay menos gente.
- Muy buena elección. Es la cola de los estructuralistas, el gran Leroi Gourham y compañía. Le pongo esta etiqueta en la solapa. No se la quite, ¿de acuerdo?
- De acuerdo…

Unos minutos más tarde, frente a la ventanilla…

- Buenos días, yo venía porque…
- ¡Porque quiere ser arqueólogo! ¡Ya lo se, hombre de dios! Aquí vienen todos a lo mismo. Veamos, me tiene que contestar a unas preguntas muy sencillas. En primer lugar, ¿usted se considera arqueólogo o historiador?
- Hombre, pues creo que lo lógico sería considerarse arqueólogo, digo yo…
- ¡De eso nada! ¿Está usted licenciado?
- Naturalmente, en Historia.
- ¡Entonces usted es historiador! Y estructuralista, por lo que veo… Ahora me tiene que decir qué es lo que siente en sus adentros. ¿Se siente historiador o arqueólogo? Y no se me demore que tengo mucha gente esperando…
- No se ponga así, señorita. Veamos… No, me siento historiador, sin duda…
- Historiador, entonces… Lo apunto en esta casilla.  Prosigamos. Imagínese usted es un flamante director de excavación, con una cuadrilla de estudiantes a su cargo. Responda sinceramente, ¿usted cogería en algún momento un pico o una carretilla, o se las endosaría a los estudiantes de forma permanente?
- Pues si se diera el caso, por qué no…
- Mmmm, de acuerdo, lo apunto. Es una pena…
- ¿El qué es una pena?
- No, no, nada, nada… Pensaba en alto. Sigamos con el test. Elija una herramienta que nunca olvidaría en una excavación: A, un GPS; B, un manual sobre el creacionismo científico; o C, un pincel de pequeño tamaño.
- ¿Y no podría escoger las tres? Tal vez dependa del tipo de yacimiento…
- ¿Está usted loco? Debe escoger una, y piénselo bien, pues de ello dependerá buena parte de su futuro como profesional…
- Bueno, si no hay más remedio, escojo el GPS…
- ¿Está usted seguro?...
- Pues no, la verdad es que no. Y sinceramente no entiendo muy bien el por qué de estos test.
- Son cuestionarios estándar elaborados por profesionales cualificados, no se preocupe. Ahora coja esta pala y salga al patio exterior, por favor.
- ¿Una pala?
- Si, una pala. ¿Ve usted? Ya se va pareciendo a los estructuralistas…

Tras abandonar la fila sale a un patio donde varias personas deambulan con sus palas…

- Buenos días, no se qué debo hacer. Yo quiero ser arqueólogo pero aún no se muy bien el procedimiento.
- Hola, ¿qué tal? Yo también soy nuevo, y post procesual. ¿Tú qué eres?
- Soy estructuralista….
- ¿Estructuralista dices? Lo siento pero no puedo hablar contigo…
- ¿Pero por qué?
- Porque lo dice mi tarjeta. Lee la tuya, lo pone detrás…
- Vamos a ver qué pone: “Como estructuralista tendrás prohibido interpretar todo aquello que sea posterior al Achelense. Así mismo deberás llevarte mal con los creacionistas y con buena parte de los marxistas”. ¡Pero esto es ridículo! ¿y qué demonios hago yo con esta pala?
- No lo se. Pero discúlpame si no te dirijo más la palabra. Lo dice mi cartel…
- Estás disculpado

Al rato llegó un profesor quien con voz rasgada gritó a los asistentes:

- Atención. A la de tres deberán todos ustedes pasarse la pala de una mano a otra, sin cogerla con la otra mano y sin tocar el suelo. Una, dos y… ¡tres!

A varios asistentes se les cayó la pala al suelo. Tras inspeccionar el profesor continuó hablando:

- A los que no se les haya caído la pala, esas personas no están preparadas para ser arqueólogos. De modo que dejen sus palas en su sitio y pasen por la puerta del fondo, donde pone “iniciativa privada”.
- Perdone, pero no creo que esta prueba sea eficaz para saber si somos válidos o no…
- Ésta es la universidad, ¿qué se ha creído usted? Como profesor estoy cualificado para determinar si usted es válido o no con una prueba tan sencilla como esta. De modo que si no está de acuerdo, allí tiene la puerta de salida. Lo siento pero no está preparado para la arqueología…

Varios alumnos se marcharon cabizbajos, a sabiendas de que nunca podrán ejercer como arqueólogos en tan insigne institución como la universidad…

- Los restantes pueden dejar las palas en el suelo. Oficialmente ya forman parte de esta insigne institución…

Uno a uno se fueron dando la enhorabuena…

- ¿No te parece que esto es un poco raro?
- Perdona, pero no puedo hablar con nadie. Yo soy de la arqueología cognitiva…
- ¡Joder con las escuelitas…!

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Pablo Guerra García es el autor del Capítulo 18 y de este texto surrealista con el que reflexionar sobre las etiquetas. Y tú ¿qué tipo de arqueologx eres? ¿Qué te parece la etiquetación de nuestra profesión? [¿Qué te parecen las etiquetas que nos pone(n/mos) en la universidad?]

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