3 oct 2012

De ética y estética

Una excavación de verano
Hace unos días que he vuelto de Brasil, si todo va bien, con otro congreso bajo el brazo. Se trata de un Inter-WAC 'contra la arqueología de contrato'. Lo cierto es que llevo muchos años escuchando decenas de argumentos en ese sentido, desde la academia y desde el propio contrato. ¿De qué se queja cada cual? Los unos de falta de ética y los otros de falta de estética.
Para parte de la academia, hablar de arqueología de contrato es hablar de un ogro neoliberal que destruye patrimonio por el beneficio económico sin aportar nada a la arqueología. Para parte del contrato, el problema reside en una desregulación del modelo que lleva a acciones dudosas y situaciones de explotación.
¿Debemos estar en contra de la arqueología de contrato? Supongo que mientras la administración no nos contrate a todos para desempeñar una arqueología de calidad, si. Pero si nos contrata... ¿eso no será en cierto modo arqueología de contrato contratada por el estado?
Vivimos en un mundo ampliamente capitalizado en el que el modelo económico parece inamovible (y si no sólo hay que ver las noticias). Un profesor de universidad cobra dinero por desempeñar su trabajo. Un empresario cobra dinero por desempeñar su trabajo. ¿Cuál es la diferencia? ¿La plusvalía? ¿El pagador? ¿El estatus?
Cuando hablamos de 'empresa' tenemos un amplio abanico de formas jurídicas en las que desde el autónomo y la comunidad de bienes a la sociedad cooperativa, limitada o anónima, hay diferentes principios y prácticas. Igual que cuando hablamos de profesores de universidad nos llevamos las manos a la cabeza o al corazón. Al final todo se reduce a una cuestión de ética y estética.
Una de las presentaciones que vi en el TAAS (Teoría Arqueologíca de América del Sur) comparaba una serie de intervenciones que se hicieron en Buenos Aires desde una perspectiva académica y otra comercial. Para una superficie de 14 metros cuadrados en un yacimiento moderno se pasaba de 12 y 24 meses a 2 semanas y 1 mes. ¿Cuál es cuál? ¿Hubo diferencia en los resultados?
Entre las críticas más destacadas de la arqueología comercial hay dos: No publica. Relaciones laborales injustas.
1. Es cierto que la mayoría de las intervenciones no están publicadas. No se paga por publicar, sino por liberar terreno y eso es un fallo de concepto en el modelo. Sin embargo existe una realidad y es que, si todo va según debe, en unos dos años todas las intervenciones tienen su memoria y han depositado los materiales con un estudio preliminar en el museo. Se ha generado la suficiente información como para hacerlos científicamente útiles. Desde hace unos años, la extensión de las reuniones regionales y las memorias anuales de intervenciones han sacado a la luz publicaciones oficiales con los resultdos de decenas de trabajos relevantes. ¿Cuánto se tarda en publicar un yacimiento en el mundo académico? Me consta que hay intervenciones de los años '80 aún sin entregar ni publicar... Por supuesto, al igual que hay empresas que publicamos, hay proyectos académicos que publican. No generalizaremos. De todos modos, por norma general, muchos de los que critican este aspecto de la arqueología comercial publican menos que ellos...
2. Como miembros activos de AMTTA, tanto JAS Arqueología como yo somos muy conscientes de las situaciones de precariedad laboral que se están dando en el mundo de la arqueología comercial. Es más luchamos contra ellas y eso le ha costado ya contratos a la empresa. Cuando la única ley del mercado es el dinero, hay que ser barato, ni siquiera eficiente, y eso lleva a una dinámica de desregulación y desprotección que ha dado lo que ha dado al mundo de la arqueología. Pero el otro día, escuchando críticas infundadas, Riccardo Frigoli me decía... '¿Y ellos? ¿Ellos no explotan a estudiantes para su propio beneficio?' Y claro que muchos lo hacen. De comer y de dormir también da una empresa, pero es fácil emprender una intervención en la que no tienes que pagar salarios (lo increíble es que haya empresas que también lo hagan). Más allá... ¿cuántos académicos incluyen a sus equipos de estudiantes en las publicaciones? ¿Al menos en los agradecimientos? ¿Son éticos? ¿Tan siquiera estéticos?
El mundo de la arqueología tiene goteras se mire por donde se mire, pero al final todo es una cuestión de estética, de reconocimiento y voz. Una vez más tendré que apelar al colectivo y ya van unas cuantas desde que salió el libro... La regulación es igualmente esencial, tanto la impuesta por la administración como la que nos tenemos que imponer nosotros mismos y esto entra en el campo de la ética. Debemos tener claro que como profesionales, del sector que seamos, debemos cumplir unos preceptos básicos. ¿Sabíais que en España tenemos código deontológico? Si lo siguiéramos otro gallo cantaría.
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Para terminar, otra cuestión ético-estética. ¿Qué pasaría si no tuviéramos arqueología comercial? Queda abierta a vosotros...
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PD. Siendo más niño una de esas frases míticas llegó a mis oídos en una conversación entre amigos... "Yo llamaré a mi madre puta, pero como te metas con ella te mato". Es fácil ver la paja en el ojo ajeno, pero no tanto hacer autocrítica. Los arqueólogos pensamos que hacemos mucha, pero lo que hacemos es criticar a otros dentro del sector, no a nuestro propio modelo (salvo muchas honrosas excepciones, como siempre). De cualquier modo, la crítica debe venir del conocimiento y alguien que no conoce el contexto legal, político, económico y social de un trabajo, ni su misma realidad diaria, no tiene derecho a decir ciertas cosas y menos cuando practica otras similares, o peores... y aún menos, sin alternativa. ¿Contra la arqueología comercial? Sí, pero con peros.

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Recordad que el debate está moderado, por lo que puede que vuestros comentarios tarden un tiempo en aparecer. No se pueden hacer comentarios anónimos y debemos guardar el respeto. Espero que os animéis a participar, en este o en otros debates que podéis proponer a través del correo-e publicarchaeology@gmail.com

[Debate iniciado por Jaime Almansa Sánchez]

2 comentarios:

  1. Estoy visitando tu Blog, por demás interesante, este texto en particular ha llamado mi atención, pues aunque es sabido que en España existe la posibilidad de trabajar para la iniciativa privada, eso en México no sólo está prohibido por la ley, sino además está absolutamente mal visto, sobre todo por la liga indisoluble que tiene la arqueología con los procesos de identidad forjados en el siglo XX después de la Revolución Mexicana, por parte del partido hegemónico durante mucho tiempo. Lo cual ha suscitado acolaradas discusiones y manifestaciones en contra de cualquier tipo de reforma que pretenda cambiar la exclusividad del Estado para hacer arqueología, sin embargo, como bien dices, no hay trabajo para todos. Interesantes reflexiones que habría que poner sobre la mesa o sobre el ordenador ("computadora" en México) por lo menos.

    Saludos y gracias por el correo que nos has mandado, seguiremos en contacto. Esperamos en verdad tener algún texto suyo en nuestro sitio y revista electrónica.

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  2. Yo soy arqueóloga, hace casi dos años que no ejerzo como tal, sin ser este hecho caprichoso. Aunque nunca tuve gran volumen de trabajo, sobrevivía con ese poco. Un día una promotora decidió, tras meses de espera del permiso de intervención, prescindir del arqueólogo, osea yo, y con aires de grandeza me dijeron que no me pagarían ninguna indemnización. Les puse una denuncia, ajustándome a la justicia gratuita que por mi insolvencia me amparaba, llegó el día del juicio y no se presentaron, lo que me dio la razón a niveles legales. Esto suponía que me pagasen el total del presupuesto del trabajo que me impidieron realizar, algo que tampoco han cumplido y se procedió al embargo de bienes de la promotora por valor de la cantidad que me debían, cosa que después de dos años no me han concedido en su totalidad, todavía.
    Nadie del gremio, NADIE, me apoyó en este proceso que cualquiera de la profesión debiera realizar en estos casos y que no llevan a cabo por miedo a perder clientes o por no meterse en líos. Mejor que los promotores no me paguen y se pasen por el forro los derechos de los trabajadores, pensarán.
    Poco después tuve que vivir otra experiencia tremenda que jamás pensé que podría sucederme a mí. Junto a una colega de profesión, acepté realizar un trabajo de vigilancia donde aparecieron restos del paleolítico. Redacté el informe pertinente y esta colega y el promotor (en este caso arqueólogo de un ayuntamiento)me presionan durante un mes para que cambie las conclusiones y ponga que no había nada, llegando incluso a amenazarme con que no me pagarían.
    Finalmente, tras negarme mil veces a cambiar un informe correcto y advertirles que si continuaban con las amenazas iba a hacer público el asunto, cedieron y pude cobrar mi sueldo.
    Tras estos dos casos de abuso y acoso laboral, a los que me he enfrentado negándome en rotundo a que me pisaran el cuello y cumpliendo el código deontológico, que más que nada es papel mojado para la mayoría de los arqueólogos, al menos los que conozco, nada a vuelto a caer en mis manos, no he vuelto a ejercer como arqueóloga y he sentido que no existen los compañeros, ni incluso los amigos o colegas de profesión. Todos sin excepción han mirado a otro lado, algunos me han dicho que soy muy valiente y otros ni han opinado al respecto, tampoco el colegio, que supuestamente ha de apoyar a sus profesionales. Así que hoy por hoy, desde mi punto de vista, la arqueología o gran parte de ella, está vendida a los promotores y constructoras, no hay códigos ni miramientos, no hay compañerismo, no hay profesionalidad. Desde donde yo puedo ver sólo hay intereses privados, dinero negro, presupuestos miserables, monopolio, informes falsos si hace falta, cobardía y egoismo, un egoismo que ciega y hace olvidar los principios de la arqueología.
    Siendo esto así aquí y en tantos sitios,¿cuál es el futuro de la arqueología? y más aún ¿cuál es el futuro de un arqueólogo que cumple el código deontológico?

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